Una infancia marcada por la oralización forzada… 🎤💔
Imagínate tener que reproducir sonidos que ni siquiera puedes oír… Cada sesión de logopedia era una batalla : toques intrusivos, ejercicios dolorosos, incomprensión total. Me obligaban a hablar, a llevar audífonos, a adaptarme a un mundo que no hacía ningún esfuerzo por comprenderme.
📢 Lee mi conmovedor relato de esta lucha diaria y del peso de la integración forzosa.
🎥 ¡Mira el extracto de la historia y el vídeo en LSF para comprender lo que significa crecer sin tener acceso a tu propia lengua! 👇
Texto de historia* :
Boule et Bill (cómics):
Un día, durante una clase de francés, Claudette proyectó una imagen del cómic “Boule et Bill” en la que aparecían personajes con bocadillos vacíos. Entendí enseguida lo que quería que hiciéramos. Escribir frases era un ejercicio especialmente laborioso. Luego repartió las mismas hojas de papel. Mientras miraba la hoja de ejercicios, Claudette nos llamó dando golpecitos con el pie (las vibraciones en el suelo nos hacían levantar la nariz):
- Tú… piensas… inventar una historia… encaja… burbujas. No quiero que escribas ¡cualquier cosa! Tienes que escribir… ¡buen francés! Muy bien, ¿está claro?
- Sí…» respondieron todos los sordos.
Me quedé con la mirada perdida, concentrándome para reflexionar. Era imposible construir frases con palabras que no conocía. Tenía algunas ideas en el lenguaje de signos, pero aquí me bloqueaba mi falta de vocabulario en francés. Claudette no era consciente de esta dificultad. Quería utilizar la palabra y la frase adecuadas para que la historia fuera cómica y se ajustara a la imagen. Quería demostrar que era capaz de producir algo bueno desde el primer borrador, y que tenía algunas ideas perfectamente válidas. Pero no fue fácil. Pensé largo y tendido, intentando recurrir a mis conocimientos para encontrar las palabras adecuadas. También tenía mucho miedo de equivocarme y de las consecuencias de esos errores.
Como he explicado antes, mi primera lengua es la lengua de signos. Es el lenguaje que me permite comunicarme sobre todo con mis amigos sordos. Recuerdo haber tenido algunas discusiones agradables en LSF sobre el contenido humorístico de estas burbujas, y todos teníamos muchas ideas. Pero estábamos atascados, porque no sabíamos cómo transponerlas al francés escrito. Sin embargo, hay lenguas habladas que se transcriben visualmente: ciertas lenguas amerindias, el antiguo egipcio, el chino… lenguas visuales que traducen palabras o conceptos en dibujos, no en palabras. Y esto ocurre de forma natural. Nunca he entendido por qué se me impuso un enfoque tan restrictivo sin respetar mi lengua. A veces incluso se me prohibía utilizarla.
Tenía algunas ideas en LSF, pero no tenía las palabras en francés. No sabía qué hacer. El ejercicio tenía varias burbujas que rellenar y no podía avanzar. Los demás alumnos parecían estar en la misma situación.
En aquella época tenía el pelo corto, pero grueso y lo bastante largo como para que me lo agarraran. Claudette hizo exactamente eso. Me agarró y me giró la cabeza en el aire, como había hecho antes con Anne. Me agarré a la mesa para no salir volando. Me dolía tanto que enseguida se me saltaron las lágrimas. Cerré los ojos y esperé a que parara. Entonces Claudette me gritó:
- Así que ¿por qué por qué no… ¡preguntas! ¡No tienes remedio! ¡No eres serio ! ¡¡¡Estoy harto de ti !!!
No dije nada. Estaba sollozando. Luego añadió sarcásticamente
- Oh, eres… bebé ; Se acabó, ya eres mayor. Y estás llorando… Para, ¡ya está! ¡No vas a hacer nada!
Me enjugué las lágrimas mientras intentaba recuperar el aliento, negándome a contestarle. Claudette me agarró la barbilla y me obligó a levantar la cabeza:
- Para Cédric, ¡date prisa! … enfadado otra vez ; … ¿quieres?
Quería encontrar las palabras para este ejercicio, pero no podía, quedándome en un callejón sin salida incapaz de responder a pesar de toda mi buena voluntad. Era tan frustrante tener miles de ideas en lenguaje de signos y no poder aplicarlas. Inclinada sobre mi hoja de papel, las lágrimas cayeron sobre el papel y el bolígrafo mojado dejó huellas. Tuve que borrarlos rápidamente para evitar que me regañaran de nuevo. Intenté respirar para calmarme, pero las lágrimas no dejaban de fluir. Y seguía sin escribir. Incapaz de controlarme, Claudette se acercó y me palmeó suavemente el hombro, como diciendo “no te preocupes”. Pero reaccioné inmediatamente en defensa propia, protegiéndome con el brazo: estaba demasiado acostumbrada a que me golpearan de la nada. Entonces me dijo con una sonrisa
- Así que… espera, no estoy enfadada. Yo… te ayudaré, dime… qué… palabra… quieres y yo… escribiré…
No sabía qué pensar de su comportamiento. ¿Era sincera o sólo era otra estrategia para hacerme daño?
- Vamos, dame una señal y yo… daré la palabra…
- … codicioso… Acabo firmando con él.
Así que escribió la palabra GOURMAND y yo la copié. Así aprendía palabras nuevas y ampliaba mi vocabulario. Al final, hizo el siguiente comentario
- Tú no sabías cómo escribir… ¿palabra? Tú ya sabes… la señal es demasiado malo de todos modos
¿Cómo podríamos educarnos correctamente los sordos? Sin clases de lengua en casa ni en ningún otro sitio. Claudette me culpó de un sistema defectuoso creado por personas oyentes. Mi bajo nivel de francés debió de escandalizarla. El problema residía en la pedagogía, no en mí. Entonces me presionó:
- Vengadate prisa… ¡encuentra… otras… frases !
Sí, tenía ideas, pero en lengua de signos, no en francés. Había muchas casillas que rellenar. Así que escribí frases sencillas y empobrecidas utilizando las pocas palabras que había aprendido. Claudette se puso a mi lado y me observó. Me bloqueaba. Yo estaba en modo autodefensa. Por suerte, el timbre sonó a mediodía. Era hora de salir y respirar por fin. Pero no había terminado mi trabajo. Así que ella me llamó:
- Debes terminar este trabajo durante el fin de semana. ¿Lo has entendido?
- Sí…
No podía soportar más su vigilancia constante y la presión a la que me sometía. Por suerte, la clase por fin había terminado.